El fenómeno social que actualmente se vive
en Latinoamérica, producto de la migración de millones de venezolanos que se
han visto obligados a salir de su país, huyéndole al hambre y la miseria que se
enfrenta en un país que tiene una inflación de más de un millón por ciento,
hace que los países que han acogido a los hermanos venezolanos, sufran un
proceso evolutivo demográfico, ese que genera en estos momentos un nuevo
panorama socioeconómico. En el que lo social no prevalece para un gobierno que está
más pendiente de bajarle impuestos a sus amigos que lo ayudaron a llegar
al poder.
Las calles de las ciudades
principales de Colombia se han vuelto hogares de aquellas personas que
obligadas a pedir, se la pasan deambulando con sus hijos en brazos y niños que
piden dinero de igual forma, algunos ya están en la mendicidad. Todo lo que
obliga a pensar que será de esos niños mañana, como será el futuro de una
Colombia, en la que gracias a la paz de Santos - esa que tanto criticaban los
del mal llamado centro democrático - logramos ver el verdadero problema de este
país, la corrupción, ese en el que el presidente eterno de Duque, maneja los hilos del poder
en el congreso haciendo todo lo que criticaba a Santos, ese que manda al
payasito de embajador de Colombia a que pida ante las cortes de los Estados
Unidos la libertad de quien se encuentra huyendo de la justicia colombiana. Ese
país que nos merecemos, en el que no somos Venezuela de nacimiento, pero que
con tanto venezolano y las acciones del gobierno de Duque, cada día somos más
un país con un régimen autoritario, en el que se censuran periodistas o se
piensa en quitar canales públicos a los contradictores. Así como lo hizo
Maduro.
A la escuela Venezuela, es hora
de que el gobierno colombiano y los gobernantes locales aumenten sus esfuerzos
por resolver un problema que se volvió local, siendo del vecino, el
problema que nos crearon Chávez e incrementó Maduro. Ese que en plena campaña a
la presidencia, Duque y su fórmula nos hacían ver en todas las vallas
instaladas por el mal llamado centro democrático que seriamos Venezuela, esas
épocas que llenaron de odio visceral al 53% del país, es que tomando la promesa
de no más impuestos nos devolvió a la época de Uribe, esa en la que el
presidente eterno dirige los hilos del país, ese país que tanto criticó y que
es igual al que siempre ha sido, ese en el que Venezuela es la calle
colombiana, porque da dolor de patria y dolor humano ver como las calles se
inundan de seres humanos, que seguramente en el mañana serán focos de
delincuencia, esos niños que no conocen la educación y que carecen de servicios
básicos de salud, todo un fenómeno social y un reto para el gobierno que juró y
prometió que no seriamos Venezuela.
Perlas
Perlas
- Ya son mas de 78000 visitas a mi blog, muchas gracias a todos los que se toman un poco de su tiempo para leer mi punto de vista de este país y de la realidad que nos tocó.
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