En Colombia suele ser mejor estar del lado opositor que del lado que
construye, total es más fácil destruir que construir y más sobre cosas que
generan urticaria, odio y rencor. A eso le apostaron en el llamado centro
democrático durante 8 años, a generar miedo, zozobra y a destruir la imagen del
gobierno, y Santos como presidente solo se dedicó a realizar lo que creía
correcto a su modo de ver y entender, quizás muchas de sus obras y acciones
podamos tomarlas como buenas y otras como malas, pero lo que si tengo seguro es
que este gobierno permitió el avance del país, y entrega a su sucesor,
precisamente del partido que hizo una oposición acida, mentirosa y asquerosa,
un país mejor.
El solo hecho de acabar con un conflicto que no nos permitía ver como se
roban la plata de la alimentación infantil, o como nos engañan los políticos de
siempre para feriarse la burocracia en los órganos estatales, total decimos que
siempre ha sido así.
Fueron años de duro pesimismo y la sensación que se generaba en la
sociedad colombiana, muchos hablando de como este país estaba vuelto mierda
literalmente, o como no despegaba, algunos otros hablaban de que Santos había
entregado a las FARC a Colombia, y que el castrochavismo nos gobernaría. Años
duros en los que muy disciplinados en la extrema derecha se dedicaron a
sabotear el proceso de paz, encontraron el motivo perfecto para vender miedos y
hacernos comprar seguridad, total entendían que lo mejor era crear un caos para
luego darse como la solución.
Sin embargo esa percepción de caos y de locura total en el país, muchos
no la percibíamos, sobre todo aquellos que estamos en la llamada clase media de
la sociedad, donde solo veíamos construcciones de más y más casas, construcción
de nuevos centros comerciales, nuevos y viejos llenos a reventar los fines de
semana y claro, el empleo en algunos sectores de la economía con escases de
profesionales, tanto que se dan el lujo de cambiar de empleo en cualquier
momento, sin importar mayor cosa.
Que guayabo tan bravo nos queda a aquellos que entendíamos que lo mejor
para el país era no seguir con la polarización tan marcada y mentirosa creada
por el llamado centro democrático, esa que le hizo pensar a muchos que debían
escogerlos para no ser como Venezuela, país del que ya los medios no dicen
nada. Guayabo por saber que si Sergio Fajardo pasaba a segunda vuelta quizás
este país tendría un mejor rumbo con la educación. Ver escenas del presidente
electo al llegar al palacio del Rey de España y al saludarlo, sin ruborizarse
lo primero que dice es que saludos le manda su jefe y el otro jefe, los dos
expresidentes que dejaron este país vuelto mierda en cifras y no en percepción,
esa percepción que nos vendieron por Twitter donde el que le controvierte a
Uribe termina bloqueado. Fácil hacer oposición así, más en un país que vive de
los odios viscerales y que sabe que el fútbol o los reality lo arreglan
todo, nos hacen olvidar por momentos de los años dorados que vivimos en medio
del pesimismo, pero del que estoy seguro que muchos extrañaremos, más cuando en
muchas zonas del país los paramilitares comienzan a recordar el poder que
pueden tener con un gobierno amigo, total en algún momento tuvimos el 40% del
congreso puesto por estos actores armados, eran otras épocas doradas, épocas en
las que muchos seguramente y en palabras del presidente no estarían recogiendo
café.
Perlas:
- Seguimos
esperando que el alcalde de Santa Marta cumpla su palabra, parece que de
eso no tiene. El estadio sigue sin terminarse, con tantas fechas pospuestas
queda solo como el pastorcito mentiroso y sigue alimentando a su verdadera
oposición a que muestre al país las obras inconclusas.
- Que dirán aquellos que criticaban tanto las privatizaciones del actual gobierno y ver ahora como los llamados gremios que apoyaron a Duque, porque le temían a que muchos órganos estatales y privados terminaran en malas manos, proponen vender Ecopetrol, la joya de la corona de un país que no sabe ni quien los dirige.
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