sábado, febrero 18, 2017

A treinta y cinco la silla

Lo bonito del carnaval y del paseo es poder contar anécdotas, al fin y al cabo quien lo vive es quien lo goza. Este viernes de guacherna en el cual la alcaldía había fijado en su decreto de alquiler de sillas, el valor de alquiler para el desfile de faroles en $13800, sin embargo de eso en que la oferta va de acuerdo a la demanda, los señores que solicitaron permiso para arrendar las sillas se les ve las ansias para incrementar el alquiler y así poder pedir desde 20 mil hasta la módica suma de 35 mil.

No contentos con el valor que incrementa ostensiblemente sus ingresos, se aprovechan del espacio público en todo su esplendor, no sólo en los andenes colocan las sillas sino que se aprovechan de lo que la calle les pueda ofrecer, ruedan la valla y colocan una hilera más de sillas, total estamos en carnavales.

La silletera o mejor la que arrienda las sillas se enfrasca en una discusión con el policía porque el patrullero le pide de forma amable que en esa zona de la calle no puede colocar su producto para alquilar. Gritos  van y vienen, esto hace parte del paseo, hace parte del carnaval, apenas comienza la fiesta, todavía no asoman los primeros disfraces ni danzantes. Al final termina cediendo y recogiendo sus sillas, y eso que llamo a Remberto, vaya uno a saber quién es, pero para la que arrienda las sillas tiene algo de poder, que al final no tuvo resultados.

Resaltar la labor que están desempeñando la Policía Nacional, el orden que impone y la seguridad que esperamos sigan impartiendo en estas fiestas, aunque no estaría mal mas acompañamiento en hacer cumplir los decretos carnavaleros como el de las sillas, ese es un problema de nunca acabar.

Apenas comienzan los carnavales, seguro vendrán más abusos en todo lo que la alcaldía fije y restrinja, al final estoy seguro que los precios están así porque hay gente que los paga. Es como el robo de celulares, a algún parroquiano que le gusta todo más barato van a parar, lo único seguro es que los carnavales son una fiesta emotiva, en la cual hay que preparar el bolsillo, porque lo de la guacherna es solo el comienzo y todos los años es lo mismo en las narices de las autoridades, a como, a treinta cinco la silla compa.

Perlas:

  • Tuvo que pasar un hecho delincuencial como el del jueves por la noche en Taganga, donde atracaron y violaron a una extranjera, para que el gobierno distrital de Santa Marta colocara su atención en ese pueblo deprimido, que esta viviendo una situación caótica de seguridad, sexo, alcohol y drogas. Ojala se de una intervención real, en donde se ponga de manifiesto la realidad, y que no nos vengan a decir que el problema lo heredaron, porque esto se creció de hace 6 años para acá.




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