Panem
et circenses es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la
práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar
hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja
calidad y con criterios asistencialistas. La expresión se remonta a la antigua
Roma, en épocas que los gobiernos querían desviar la atención de todo lo que hacían
y querían llamar la atención de lo que no hacían con eventos. Algo similar se
vive hoy día en la ciudad de falso cambio, la inauguración de una obra que está
terminada desde el mes de noviembre, justo en el momento adecuado, en plena
campaña electoral, cuando el emperador del tayrona sigue con sus intenciones de
tomarse la política nacional con su movimiento.
Una obra puesta en licitación en la alcaldía
de Rafael Martínez, obra que después de licitada paso ha estado cancelada, y apareció
exactamente igual adjudicada por el gobernador del Magdalena, con el fin de
mostrar logros desde el palacio Tayrona por parte del emperador.
No podía faltar la inauguración de las
obras que aun estando listas tiempo atrás, se hace necesario mostrarlas, hacer
ruido, justo en la época que el grupo naranja anda de correrías por el país. En
Santa Marta, una ciudad con alto índices de pobreza, categorizada como la
ciudad más costosa del país, y con una alta tasa de desempleo, toca darle pan y
espectáculo. El pan lo van dando con lista en mano, se ha hecho el trabajo en
las comunidades, se tienen líderes que agrupan personas y les saben llevar o
suplir las necesidades, les hacen ver como si todo lo que el estado les da, lo
regalará el político de turno, en eso consiste el trabajo político y la
maquinaria que tienen aceitada. El circo va por cuenta de los show que arman
para inaugurar obras con posibles sobrecostos, u obras que terminan quedando
pequeñas y se enorgullecen en mostrar. El avión sale a bailar el avioncito, y con la canción de moda pone a soñar y bailar a todos los que van a la inauguración de tan "majestuosa obra" para ellos.
A los seguidores y muchos que les toca
serlo, de la fuerza naranja, no les importa si hubo un sobrecosto, no les
importa lo que haya tenido que hacerse para financiar o hacer la obra que se
hizo, al final el comité de aplausos vive del pan y el circo que saben hacer,
toca así, sino no hay pago o contrato. Son amigos del cambio, pero viven con
las mañas de los de antes, esos mismos que dicen roban pero hacen, son los
mismos que llevan en su conciencia el actuar de un emperador mesiánico que cada
día construye su sueño de tener un partido político propio. Aunque se dice por ahí,
que no alcanzaría el umbral para tener senadores, desde ya Rafael Martínez
puede ser el aspirante a la gobernación, el en dupla con la paca Caicedo a la alcaldía,
y ya serán más de 16 años de cambio, siendo los de ahora con el mismo asco de
los de antes.
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