Las
redes sociales se han convertido sin lugar a dudas en parte de nuestras vidas
cotidianas, amanecemos y muchas veces nos dormimos viendo Facebook, Instagram,
Twitter y leyendo o escuchando cuanta porquería nos envían por mensajería vía WhatsApp.
Estos medios se han convertido sin lugar a dudas en la fuente de información de
muchas personas, de la mayoría que replica, re tuitea, le da un like o
simplemente echa para adelante lo que medio ve de cualquier fuente y lo asevera
con total certeza de la realidad que seguramente no es. En medio de la sociedad
informacional en que vivimos, los ignorantes sociales son muchos.
Decirle ignorante a una persona no es
ofensa, muchos ignoramos lo que no sabemos e ignoramos que somos ignorantes de
muchas cosas, sin embargo hay que ser realistas y las fuentes de información
sin ser verificadas no son más que daño para la sociedad. Ya hemos visto
diferentes capítulos en nuestro país y en el mundo. En el año 2019 en plena
explosión del paro que realizaron en Noviembre, gracias a las redes sociales se
extendió el miedo en Bogotá y otras ciudades por el supuesto saqueo a conjuntos
residenciales, al final el terrorismo que se sembraba, hacía que muchos pasaran
la noche en vela con bates y cualquier arma que se encontraran con tal de defender
de los supuestos ataques vandálicos. Recientemente en medio de la pandemia por
COVID-1, las redes sociales se han convertido en el medio preferido, favorito o
más creíble para muchos en cuanto a información de la enfermedad pueden
encontrar, cosas como que a los médicos les pagaban por muertos o personas hospitalizadas.
De esas falsas noticias que muchos difunden se han desprendido cosas como que
no te pongas la vacuna de astrazeneca porque han leído que produce trombos, los
medios han hecho un trabajo desastroso al informar, la gente no constata o
verifica información. Se quedan muchas veces con lo que leen de alguien que
pueda tener un poco o nada de credibilidad. No se hace uso de información
verificada con números y cifras, así por ejemplo vemos que muchos andan por ahí
diciendo cosas como que la vacunación no sirve porque conocen a la tía del
amigo que es amigo del primo a la que le dio COVID y se murió estando con las
dos dosis de Pfizer.
Y así de esa forma se va tergiversando la
información, los chismes se convierten en bola de nieve que corta el trabajo científico.
Todo gracias a que ese 0.01% que puede fallecer se hace más grande que el
restante 99.9% que está protegido. Es el poder de las redes sociales, es la ignorancia
de muchos que hacen eco de estas noticias por el temor, o por el amarillismo
que hemos aprendido de gente como Vicky Dávila.
Hoy vale más un trofeo de YouTube para
mostrar al llamado influenciador, eso vende, personajes como la Epa Colombia,
La Valdiri, La Liendra, llamados influenciadores y que no sabemos a qué se debe
su fama. Sin embargo estos personajes existen porque hay quienes los consuman.
Es la ignorancia social en un mundo que se volvió prosumidor, productor y consumidor
de contenidos.
DE esas noticias que se volvieron virales
en Polombia, muchos le hicieron el feo a una de las mejores vacunas del mundo,
la de Astrazeneca, prefirieron la de Sinovac con menor eficacia, y ahora la
noticia que corre es que se quieren colocar la de una sola dosis. Vivimos en la
ignorancia de no entender que todas las vacunas protegen, todas salvan vidas.
Los colombianos preferimos ser ignorantes de redes sociales, de seguir el
cuadro con el vello púbico de la Valdiri o ver a la Epa Colombia progresar con
su Queratina.
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