Desde
que explotaron las marchas y manifestaciones en Colombia, el gobierno de Iván
Duque no ha dado muestras certeras de querer dialogar ni ofrecer soluciones a
los problemas que la gente sigue protestando en las calles. Lo primero en una
crisis es entablar diálogos, y a Duque su jefe no lo deja dialogar con los que
paralizan el país. Le apuesta Uribe por intermedio de su títere al desgaste del
paro, al desgaste social y sobre todo a que el tiempo pase, muera más gente de
COVID y el país se rebote ante los que bloquean y marchan.
Recientemente decía Juan Manuel
Santos, nobel de paz, que Álvaro Uribe le había dicho que siempre se debería
tener un enemigo, ese es el truco para estar en el poder. Y a eso juega el Uribismo,
iniciaron con las FARC cuando su amigo Pastrana le entregó el país, luego
contra el proceso de paz, y finalmente engañaron a muchos con el cuento
de Venezuela en la figura de Gustavo Petro. Terminamos siendo Venezuela en la
figura del personaje más obediente que podría encontrar en sus toldas Uribistas.
El paro después de un mes de
iniciar llega a un punto muerto, un punto en el que se encuentra con un
gobierno que no cede y no dialoga, un gobierno dirigido desde la finca el Ubérrimo
en la cual le apuestan a que la gente le coja fastidio y se empiece a rebosar
la copa de la desesperación de quienes ven como pasa y pasa el tiempo y las
calles siguen cerradas, o por otro lado como se ve los actos vandálicos de
quienes aprovechan la situación para hacer de las suyas y desprestigian la
protesta social. Sin embargo, hemos llegado a un punto de cansancio, de más y más
casos de COVID producto de aglomeraciones, el gobierno le apuesta a eso, a que
la otra mitad del país le coja fastidio y se vaya agotando el llamado paro, la
protesta explotó por culpa de Carrasquilla, el ministro de Uribe, pero se ha desgastado
con peticiones difíciles o imposibles de cumplir
Uribe sabe mucho, es un viejo
zorro, sabe que el país está cansado del paro y sobre todo porque muchos
protestan de forma que no se ayudan, y a eso le apuesta, al desgaste, la orden
a su títere en la casa de Nariño de dilatar y esperar, luego saldrá como el
salvador de un país en ruinas o destruido por lo que se hace o se deja de
hacer, las muertes entre la gente de bien y los manifestantes se dan todos los días
y eso al preso 1087985 lo hace feliz, el olor a sangre es su colonia preferida.
Es su talante guerrerista en el que no cabe el dialogo, y si cabe la fuerza, así
lo aplica de acuerdo al manual que le envió a su pupilo por twitter y este lo
ejecuta al pie de la letra.
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