Como todos los años pasa, este año no tenía
por qué ser la excepción. Sobre todo en una sociedad acostumbrada a que lo
normal es lo que siempre ha ocurrido. Es así, como en estos carnavales que han
pasado, se vieron abusos por montones en los cobros de las carreras de taxi en
la ciudad de Barranquilla. Carreras que normalmente cuestan entre 6 mil y 8
mil, los amigos taxistas se daban el lujo de cobrar en 15 mil o 20 mil, y todo
porque veían en la gran demanda una oportunidad que no ven en todo el año.
Era sábado por la noche y la escases de
taxis en el norte de la ciudad de Barranquilla hacia que ríos de personas se
vieran caminando por las oscuras calles, incluso hasta altas horas de la
madrugada. Y claro con tanto cliente el servicio debía subir de precio, o al
menos es lo que los taxistas manejaban como la ley de la oferta y la demanda,
sin Dios ni ley, o sin autoridad que regule esos valores.
Y es que ya va siendo hora de que en la
ciudad que ha crecido a millones en los últimos años, se regulen las tarifas de
los amigos taxistas, y lo digo en pos de generar la opinión y de que el hecho
de negociar una carrera de taxi de acuerdo al marrano sea lo cotidiano o lo
normal.
Gracias a la tecnología
existen aplicaciones que permiten generar el cobro de una carrera, al estilo de
aplicaciones como Cabify o UBER, luego se preguntan los amigos taxistas porque
la gente los deja a un lado para tomar una carrera con estas plataformas tan
solicitadas en las grandes ciudades. A eso debemos apuntar en Barranquilla, ya el taximetro es cosa del pasado, por eso vivimos en la época de la transformación digital.
Colombia que vive
de lo cotidiano, de lo que es común aunque no sea normal, pero lo toma como
normal, el país en donde los medios colocan de que hablaremos hoy y mañana, y
nos hacen olvidar de la corrupción de odebrecht, los muertos por cianuro y todo
lo que conlleva, total es más fácil seguir hablando de las FARC que hablar de
un país que puede progresar. En la hora de abusar, nadie se salva, hay abusos
por montón y como colombianos seguimos viéndolos como normales, es nuestra
cultura y educación, solo cuando nos toca la puerta nos hacemos los ofendidos, quizás
por eso no nos importe el campesino al que fumigan con glifosato o las personas
que viven en estas zonas, no es con nosotros, no vivimos en el Cauca, o en
Nariño. Pero si nos duele cuando el taxista abusivo se desquita de su mala suerte
en temporada normal, y quiere sacar en tres días de carnaval el producido de
todo el mes o de todo el año. Vivimos como merecemos, y abusan de nosotros en
la hora indicada, es la hora de abusar cuando es lo común y lo normal.
Perlas:
- Escuchando y leyendo a periodistas de la clase de Luis Carlos Velez, termina uno de entender claramente porque en campaña jugaba con Duque al Rock Challenge.
- Siguen las mentiras desde la alcaldía de Santa Marta, el estadio sierra nevada, ese que lleva mas de un año sin terminarse y que se uso para los bolivarianos, y luego para el unión, sigue sin luminarias y con las precarias y pésimas condiciones de acceso, ya basta alcalde. Pongase serio.
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