Si hay un
personaje político que le ha hecho daño a la democracia en Colombia, ese es el
expresidente y hoy senador Álvaro Uribe, quien en su época de presidente y bajo
el discurso de la lucha contra la guerrilla, a la cual su hoy amigo Andrés
Pastrana le había entregado el país, logró imponer su ley y hacerse reelegir,
hasta el punto de que estuvo a un par de votos en la corte constitucional de
hacer realidad un tercer periodo presidencial consecutivo.
Eran esas épocas
del pasado, en las que el hoy senador hacía de las suyas con todos los partidos
políticos de su coalición, épocas en las que el DAS, máximo organismo de
inteligencia del estado era permeado por los paramilitares, época en las que
las masacres de los paracos eran por doquier.
Eran las épocas
en las que la educación tenía poco protagonismo, o casi nulo. Recordaba hace
algunos días justo cuando las universidades se levantan para pedir presupuesto
e inversión, que en aquellos años de Uribe como presidente, que hace 15 años
los estudiantes de la época nos levantábamos en asambleas permanentes, y
mirábamos de reojo como se le hacia el quite a la educación pública. Hoy, con
la misma línea política, el mismo sujeto detrás del poder, se vuelve al pasado,
a un pasado tan difícil como el de hoy.
Si
hiciéramos un viaje al pasado, en cuestiones de educación, salud y seguridad de
líderes de izquierda, sería la misma foto. Esa en la que aparecen Águilas
negras, antes llamados AUC, o en las que los trabajadores salen a luchar por
sus derechos, y en los que los estudiantes reclaman un país mejor educado.
Tanto
daño le han hecho a la democracia, que hoy, años después de abandonar el poder,
proponen desde los partidos políticos que apoyan al gobierno de Uribe, que se
unifiquen periodos de gobernantes, por un lado buscando reducir costos en las
elecciones, pero a su vez jugando con la democracia. Políticos como Uribe que
siempre juega a dos bandas, por un lado trata de tener los policías malos y por
el otro el policía bueno, así como tienen a Macías, Paloma generando ideas
graciosas y obscenas y por el otro lado al presidente Iván Duque, un tipo con
cara de bonachón pero que no ostenta liderazgo alguno, porque todos saben quién
es el jefe.
El
jefe del mal llamado centro democrático, el cual sigue gobernando en cuerpo
ajeno, tal como lo preveíamos muchos. Este es el país de hace 12 años, el mismo
que Uribe ayudo a refundar según palabras de su secta, en la que esta Mafe
Cabal, o Álvaro Prada acusado este señor de ayudar a Uribe a cambiar
testimonios de testigos, así de esa forma se puede crecer en el partido, o
cargando la sombrilla o la maleta, o haciendo el trabajo sucio.
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