Esas voces se escuchan a grito en Colombia, difícil entender que todo lo que rodea a un ex presidente que pidieron no nombrar huela a narcotráfico, para militarismo y que con esa voz pausada y culebrera se gane el cariño de la gente hackeando su corazón.
Esta semana cuando se realizaba el debate de nexos de paramilitares con el ex presidente que no se podía mencionar, volvían los fantasmas y el rigor que hacia en sus consejos comunales, allá en aquellas épocas en las que un alcalde clamaba por seguridad en los tiempos de la seguridad democrática porque el gobernador que el ex presidente tenía sentado a su lado lo quería matar.
Así de esa forma en la que cobardemente se acolita lo que huele a derecha y se rechaza lo que sea de izquierda, en un país cada vez más polarizado por quienes confunden su discurso extremista con el cariño de las abuelas que veían en el que no se podía nombrar un aliento de salvación.
Que fácil hacer el show que hacen y que dominio del problema tan sagaz, hacer de un debate donde se mencionaron primos, hermanos y amigos del ex presidente, todos con algún grado de responsabilidad en la creación de grupo paramilitares o en la relación con clanes del narcotráfico, y en medio de ese terremoto sacar sus dotes uribistas para intentar voltear la torta, haciendo una intervención para decir que se va corríendo a la corte, mientras juiciosamente lo colocan en la palestra pública, y en esa huida como sanguijuela se va con los senadores que llevo al congreso, y que son muy buenos para cargar la maleta, como el caso de uno que se quemo a gobernador del Atlántico y otro que dice se el único senador del Magdalena.
También resulta no menos curioso o mejor dicho resulta incoherente que los únicos guerrilleros buenos sean quienes compartan la idea del ex presidente, que esos sí puedan estar en el congreso intentando dar cátedra de moral cuando el rabo que tienen no es de paja sino de paja con gasolina.
Esto de hablar metafóricamente en un país ciego y de derecha resulta a veces de cuidado, cuidado que se coloca en lo que se dice pero no en lo que se desea comunicar. El caso de ricky Martín recuerda mucho eso de que todos sabían lo que era pero que nadie lo quería aceptar.
Perlas:
* El alcalde de santa Marta, déspota como siempre, al que ni los años en la cárcel le pudieron cambiar esa forma de ser, sigue con su autoritarismo y esa forma de liderar que no le hace bien a nadie, sólo a los que les toco vivir del sueldo que les paga para que coman. Pero es el colmo que sea abuse de las mujeres en estado de embarazo y que se aproveche de ese estado para de manera desproporcionada batir los cánones de la decencia con la mujer.
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